De origen humilde, las circunstancias propias de la época que le vio nacer y el entorno familiar de su niñez marcaron su profundo interés social, deseo de justicia y una gran vocación de servicio. Destinado en Torre del Mar desde 1965, podemos de definir a José como "el maestro" de Torre del Mar. Convencido del carácter esperanzador de la cultura como proyección social y superación personal vuelca su vocación y su sentido social en sus alumnos, entendiendo la cultura en el sentido del poeta, como "un arma cargada de futuro", que lanzará ante los jóvenes humildes como promoción profesional y formación de ciudadanos críticos.
Siempre se caracterizó por defender la justicia y la igualdad, apoyando y ayudando a los más débiles, y participando activamente en cuestiones locales y culturales. En una época donde la arqueología aún seguía totalmente olvidada y tendente al abandono, José reconoció su importancia, llevándole a apoyar también las investigaciones del Instituto Arqueológico Alemán desde los años 60, contrayendo una gran amistad con Hermanfried Schubart y Oswaldo Arteaga. En compañía de Antonio Valcarcel, fue un verdadero defensor de nuestro Patrimonio, comprendiendo su proyección y necesidad de salvaguarda.