Paseo de Larios

12. PASEO DE LARIOS

Sobre un terreno cedido por la familia del Marqués de Larios, familia dueña de grandes propiedades en la zona, se levantó en la década de los años 20 del siglo pasado un amplio y hermoso paseo para recreo y disfrute de todos.

El cambio del siglo XX al XXI vio la remodelación del Paseo a su actual configuración, trocando los naranjos y los altos y sombreados plátanos orientales de entonces por los tropicales árboles de palo borracho que lucen hoy.

El Paseo de Larios es, junto el Paseo Marítimo, uno de los principales lugares para disfrutar los mediterráneos placeres del encuentro, el caminar, conversar y mirar y ser visto.

En ambos paseos torreños y en toda la ciudad, encontraremos todo tipo de establecimientos de la más alta calidad, desde heladerías a tabernas de pescaíto frito, pasando por restaurantes, cafeterías y múltiples comercios, en los que parar y recuperar fuerzas en nuestros paseos para conocer Torre del Mar.

En la mediación de la alameda, junto a una bonita fuente que parece una flor de diente de león, y yendo por la parte de la derecha hacia el mar, vemos una singular escultura de bronce. No se trata de ningún prócer famoso de la historia, sino de sólo un perro.

Se trata de Carmelo, obra del escultor Francisco Martín, dedicada como pequeño homenaje a una mascota suya y que al hacerlo, ha hecho también un homenaje genérico a este animal del que dicen que es el mejor amigo del hombre.

Carmelo está realizando una de las prácticas más habituales de los canes cuando pasean por la calles y que, por otra parte, tanto disgustan a los responsables municipales y a numerosos vecinos de todas las ciudades: levantando su pata para orinar en una esquina.

Como curiosidad en relación al que ya es el perro más famoso de Torre del Mar, cabe destacar su vocación viajera. Así, mientras esta estatua de Carmelo permanece en su pueblo, una estatua gemela ha estado ya en numerosas ciudades de toda Andalucía, España y Europa. Incluso, existe testimonio fotográfico de su visita a las Pirámides de Egipto o de cuando llegó a realizar una inmersión submarina.

Si seguimos nuestra ruta por el paseo, vemos en la acera de la izquierda un bonito edificio que parece llevarnos a otros tiempos.

Y es que de las casas burguesas que flanqueaban el Paseo de Larios, en las que no faltaba la estética historicista de finales que tanto se prodigó en la Málaga del XIX y de principios del XX, poco queda ya, salvo una preciosa casa situada a la izquierda del Paseo, casi en la mediación del recorrido, según bajamos hacia el mar.

Se trata de Villa Mercedes, que tiene garantizada su protección como ya única muestra de los que fue la señorial estética arquitectónica del Paseo de Larios de otro tiempo.

En esa misma acera, un poco más abajo, hay una oficina municipal de turismo en donde nos podremos informar de cuantas agradables sorpresas nos ofrece Torre del Mar, Vélez-Málaga y toda esta bella comarca que es la Axarquía.

Al terminar el Paseo de Larios, justo cuando desemboca en el Paseo Marítimo nos llama la atención la grandiosidad de la escultura del Jabegote o Marengo, obra del reconocido artista Jaime Fernández Pimentel, también autor de esculturas como la popular del Cenachero, situada en Málaga y que se ha convertido en todo un símbolo de la capital.

Con su escultura junto al Paseo Marítimo, Pimentel, y a través de él, todo Torre del Mar, ha querido rendir homenaje a esos esforzados hombres de la mar que hacían y aún ejercen uno de los trabajos más duros que existen.

La castiza palabra Marengo sirve para nombrar a las gentes de la mar.

El nombre de jabegote designaba a los que sacaban del mar las jábegas, la embarcación malagueña y axárquica por antonomasia, desde el agua tirando con cuerdas desde la orilla.

La pesca con jábega se practicaba al amanecer o al anochecer. No hace muchos años, era muy habitual ver a los pescadores de Torre del Mar tirando del copo y extrayendo del mar los exquisitos frutos de su esforzado trabajo. Aún hoy en día, y pese a que los barcos de pesca se concentran en el puerto de la vecina localidad de Caleta de Vélez, algunas barcas se ven aún en la arena de las playas torreñas.

Barcas de pescadores que aún siguen en activo, aunque ahora tengan que hacer también hueco a hidropedales y a los numerosos bañistas que ha hecho suya la inmensa playa de Torre del Mar.

Y ya que estamos, de nuevo, en el gran Paseo Marítimo de Torre del Mar, encaminemos por él, en dirección este, hasta llegar al límite con el vecino núcleo de Caleta. 

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