Poeta. De él nos cuenta Martín Galán: "tenía juventud, talento, una brillante carrera y el don divino de la poesía. Y en tiempos de guerra entre hermanos, en horas de odio y venganza, su amor filiar le obligó a comprometer su posición y su vida". Porque, según Pascal, "hay razones del corazón que la razón no entiende". Tiempos de prisiones y cuando llegó la libertad, años de bohemia, de muchas lecturas y buenos versos, con un final obligado, el trabajo rutinario en un empleo burocrático. Gran señor en todas las circunstancias, hoy en la paz de su retiro lejos del Vélez natal, vive, como siempre, rodeado de libros, escribiendo y, como buen flamencólogo, estudiando y escuchando los secretos del cante jondo. Desde aquel doloroso episodio de su juventud, sólo hace algunos años que publicó algunos poemas en un " Cuadernillo de feria" firmado con "X". En diciembre de 1995, el Tribuna de Vélez le rendía homenaje dedicándole una página. Después de algunos años de residencia en Torre del Mar al cuidado de su amoroso hermano Antonio Bellido Lucena, moría entre los suyos esta humanísima e ilustrada personalidad veleña.