Cerro del Peñón

En lo alto de una elevación bañada por la historia, el Cerro del Peñón emerge como un balcón natural que guarda los secretos más antiguos del río Vélez. Entre vistas privilegiadas, ecos fenicios y vestigios medievales, este enclave invita al viajero a descubrir un pasado tan vibrante como el paisaje que lo rodea.

Cerro del Peñón se alza como un mirador natural sobre el río Vélez, un enclave estratégico que en época fenicia  quedaba prácticamente abrazado por el  mar. A tan sólo 800 metros de la actual costa, esta imponente elevación ofrace una panorámica excepcional sobre el paisaje que lo rodea. Su piedra arenisca, explotada como cantera desde la antigüedad hasta tiempos recientes,  ha sido siempre parte esencial de su identidad.

En la cima reposan los vestigios de un asentamiento arcaico que floreció en el siglo VII y VI a.C., y que siglos más tarde volvió a aobrar vida durante la época medieval (siglos X y XI). Considerado una extensión del importante núcleo fenicio de Los Toscanos, el yacimiento revela dos áreas claramente diferenciadas: una zona residencial y otra industrial, donde se han hallado hornos de fundición de metales, testimonio directo de la actividad artesanal que allí se desarrollaba.

Entre los hallazgos más excepcionales destaca un thymiaterion de bronce, un elegante quemaperfumes datado entre finales del siglo VIII y comienzos del VII a.C. La pieza, compuesta por un quemador decorado con 45 gallones,  una flor invertida de ocho pétalos y un pie cónico, representa un objeto de lujo asociado a los rituales sagrados de la élite fenicia. Se encuentra en el Museo de Málaga, Palacio de la Aduana.

Recorrer Cerro del Peñón es descubrir un enclave donde cada piedra guarda un eco del pasado, invitando al viajero a explorar un paisaje cargado de historia y autenticidad.

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