Ya lo dice él: "Nací en Lucena / la de los moriscos velones" y tanto llegó a identificarse con Vélez, que este mismo poemilla de su libro Sonetillos a un río y otros poemas termina así: "Qué más se puede pedir / que un velón para alumbrar / y una casa en que sentir / a las olas murmurar". Pocos meses antes de su muerte fue objeto de un sentido homenaje por parte de un grupo de veleños. Y queda una carta de gratitud de Miguel, publicada en Sur (10/12/75), que es todo un testamento de amistad, sentimiento y amor a Vélez.
Entre sus obras recordemos "El romancero de Vélez-Málaga" y "El alma de la Cueva de Nerja". Memorables fueron las crónicas de sus investigaciones y vivencias comarcales en aquella pionera COPE veleña. Una calle de Vélez lleva el nombre de este poeta popular, del que José Méndez dijo en Sur "que hizo de su vida una entrega constante a la cultura del pueblo".