Núcleo rural de Vélez-Málaga, nacido alrededor de 1724 de un trapiche azucarero que le da nombre, este enclave eminentemente agrícola se asienta junto a la carretera del Arco, ofreciendo una puerta de entrada accesible (a sólo 4 km de Vélez-Málaga y a 6 km de la costa) a la belleza de la Axarquía.
Su encanto reside en sus casas de poca altura y en hitos como la Iglesia de San Isidro, construida entre 1857 y 1860.
El legado histórico se refleja en el Trapiche de San Isidro, un complejo hidráulico que, aunque ya no produce azúcar, conserva estructuras como partes del edificio original y una característica chimenea de sección cuadrada. Este molino se diversificó a principios del siglo XX, utilizando la fuerza del río Vélez para ser la primera fábrica harinera moderna de la zona y también productora de aceite, cuyo recuerdo se mantiene en la maquinaria expuesta en un jardín local.
La historia del pueblo está marcada también por la huella del ferrocarril, aún se conserva el edificio del Apeadero (antigua casa de la Estación) del desaparecido tren de la costa. Este modesto edificio y los restos de la línea férrea evocan la época en la que el tren conectaba la Axarquía, siendo un punto vital para el transporte de mercancías (como la caña de azúcar y los productos del molino) y los pasajeros. Hoy, es un trozo de patrimonio ferroviaro que nos recuerda cómo fue la vida y el comercio antes de la llegada de las autovías.
Más allá de su patrimonio industrial, El Trapiche es un centro de paz y de actividad diversa, en sus inmediaciones se encuentra la imponente Stupa Budista Karman Guen, un centro internacional de meditación del linaje Karna Kagyu que, gracias a su excelente ubicación y clima, es un lugar propicio para retiros y el estudio del Dharma. Además, se encuentra el Aeródromo de la Axarquía, Leoni Benabu, y un moderno campus que se ha consolidado como un referente europeo en formación de pilotos, Tripulantes de Cabina de Pasajeros (TCP) y Técnicos de Mantenimientos de Aeronaves (LMA).
El Trapiche, con su pasado azucarero, su espiritualidad, y su despegue hacia el futuro de la aviación, te ofrece una experiencia única y auténtica en el interior de la Axarquía.