Poeta popular de tradición oral, nacido en 1923, Miguiña es recordado como una de las figuras más entrañables y carismáticas de la sociedad cultural veleña. Criado en Vélez-Málaga desde muy niño, fue un hombre sencillo, de espíritu libre y sensibilidad poética, que convirtió la vida cotidiana en verso y canto.
Su apodo, nacido de un tic en el ojo (me guiña), se hizo inseparable de su identidad artística. Recorrió pueblos y ferias de la Axarquía con su guitarra al hombro, improvisando coplas y romances sobre las gentes y los paisajes que conocía. Fue un juglar moderno, con una filosofía propia y un hondo sentimiento andaluz, más serio y creador por dentro que pícaro por fuera, así lo definió Antonio Segovia.
Su vida, marcada por la humildad y las dificultades de su tiempo, fue también testigo de los acontecimientos sociales y religiosos que sacudieron a Vélez-Málaga en los años 30. Vagó con circos y trenes, componiendo versos que aún hoy forman parte de la memoria popular.
A pesar de su corta vida, su figura ha perdurado como símbolo del poeta del pueblo. En su honor, se le han dedicado múltiples homenajes, artículos y reportajes, y el pintor Jurado Lorca realizó un mural con su imagen en el CEIP Jose Luis Villar Palasí, en Vélez-Málaga.
Distinciones: Escudo de Oro del Excmo. Ayto. de Vélez-Málaga (2004), Premio Málaga-Moscatel (2017) y Premio F.P.M.A.-10 (2018).
Miguiña representa el alma popular veleña; tovador sentimental, bohemio y sincero, que dejó grabado en sus versos el latido humano y poético de su tierra.