B - Maria Zambrano’s biography

B-ESPECIAL-BIOGRAFÍA DE MARÍA ZAMBRANO

María Zambrano Alarcón, hija de los maestros Blas Zambrano y García de Carabante y Araceli Alarcón Delgado, nació en Vélez-Málaga un primaveral 22 de abril de 1904.

Tras pasar los cuatro primeros años de su vida en Vélez-Málaga, se traslada con su familia en 1908 a Madrid y al año siguiente a Segovia, donde vive su adolescencia, ya que a su padre, Don Blas Zambrano, le habían otorgado la cátedra de Gramática Castellana en la Escuela Normal de Maestros de la ciudad. La joven María Zambrano estudió en el entonces único Instituto de la ciudad castellana. Y será en esta ciudad donde Don Blas continuará sus vocaciones periodística y política, siempre vinculadas a ideas libertarias y socialistas. El 21 de abril de 1911 nace su hermana, Araceli Zambrano y en otoño de 1913 comienza María los estudios de bachillerato en el Instituto de Segovia. Estos años coinciden con la gran amistad de su padre, Blas Zambrano, con Antonio Machado, ya que el poeta de "Campos de Castilla" llega a Segovia el 2 de noviembre de 1919, para ocupar plaza de profesor de Francés en el Instituto de Bachillerato. En 1921 María se matricula por libre en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, capital adonde toda su familia se trasladaría en 1924. Tres años después, asiste a las clases de José Ortega y Gasset en la Universidad Central de Madrid, completando así la carrera de Filosofía.

En 1931, a propuesta de José Ortega y Gasset, es nombrada profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central, hasta el año 1936, aunque ya por esta época trabaja en la que va a ser su tesis doctoral «La salvación del individuo en Spinoza», que realizó Zambrano bajo la dirección del propio Ortega y Gasset.

Durante los años de la IIª República entabla amistad con Luis Cernuda, Rafael Dieste, Ramón Gaya, Miguel Hernández, Manuel Altolaguirre, Camilo José Cela... y participa en las Misiones Pedagógicas que recorrían las zonas rurales más recónditas de España en su labor docente de acercar el conocimiento a todos. En septiembre de 1936 María contrajo matrimonio con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave, marchándose después a Chile, en donde su marido había sido nombrado secretario de la Embajada de España. Durante una escala en La Habana, conoce al poeta José Lezama Lima y pronuncia una conferencia sobre Ortega y Gasset. Fue en 1937, el 19 de junio, el mismo día en que cae la ciudad de Bilbao en manos del bando franquista, cuando María Zambrano y su marido regresan a España. Ante la pregunta de un periodista de por qué vuelven si la guerra está ya perdida para el bando republicano, responderán ambos «Por eso». A su regreso, María Zambrano colabora activamente en la defensa de la República, siendo nombrada consejera nacional de la Infancia Evacuada. El 29 de octubre de 1938 muere su padre, Blas Zambrano.

Hasta el día de su salida camino del exilio, María Zambrano reside sucesivamente en Valencia y Barcelona. Su marido se incorpora al ejército. El 28 de enero de 1939 María Zambrano cruza la frontera francesa, camino del exilio y en compañía de su madre, Araceli Alarcón, de su hermana Araceli y del marido de ésta.

Tras unas breves estancias en París y Nueva York se dirige a La Habana, donde reencuentra a Lezama Lima y es invitada como profesora de la Universidad y del Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas.

De La Habana se dirige a México, donde es nombrada también profesora en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo de Morelia. En 1943 y 1944 dicta cursos en el Dto. de Estudios Hispánicos de la Univ. de San Juan de Puerto Rico, así como en la Asociación de Mujeres Graduadas. En septiembre de 1946 viaja desde La Habana a París con motivo del fallecimiento de su madre. En la capital francesa, María se dedica a cuidar de su hermana Araceli, que había sido víctima de la violencia de la Gestapo, durante la ocupación nazi, y por culpa de la cual, la hermana de María Zambrano pierde a quien fue su compañero, Manuel Muñoz, que había sido director General de Seguridad con la II República y que capturado por los alemanes es entregado a Franco, siendo fusilado en España.

Cuidando de su hermana Araceli, María permanece en París en los duros años de la postguerra europea, hasta 1949 y conoce en la "Ciudad-Luz" a muchos representantes de la vanguardia intelectual de la Francia de aquel entonces. Y en ese año de 1949, tras estancias en La Habana y México, se instala en la capital cubana, donde vivirá hasta 1953, impartiendo conferencias, cursos y clases particulares, y escribiendo artículos. Vuelve a Europa y se instala en Roma hasta 1964, relacionándose con diversos intelectuales y españoles, como Ramón Gaya, Diego de Mesa, Carmelo Pastor, Rafael Alberti y Jorge Guillén.

La incondicional amistad de María y su hermana hacia los gatos las llevan a ambas a marcharse de Italia, tras ser denunciadas por un insensible vecino, trasladándose a la pequeña localidad de La Piéce, en la boscosa región francesa del Jura, cerca de la frontera con Suiza. Y precisamente el umbrío bosque de la zona serviría de inspiración para una de sus obras más conocidas, "Claros del bosque".

Con el artículo del filósofo José Luis López Aranguren «Los sueños de María Zambrano», publicado en la Revista de Occidente, en febrero de 1966, se inicia un lento reconocimiento en España de su obra. En 1973 regresa a Roma y entre 1974 a 1978 vuelve a residir en La Piéce escribiendo Claros del bosque y manteniendo una intensa correspondencia con Agustín Andreu.

Ya en 1976, el profesor de Filosofía Juan Fernando Ortega realiza una intensa labor de recuperación de la figura de la pensadora veleña y de difusión de su pensamiento, publicando, en 1982, el primer libro sobre ella: "María Zambrano o la Metafísica recuperada", que edita el Ayuntamiento de Vélez-Málaga.

El deterioro de su salud física es constante cuando en 1978 se traslada a la localidad también francesa de Ferney-Voltaire, en donde permanece dos años, hasta que en 1980 se traslada a la vecina ciudad suiza de Ginebra. En ese año, a propuesta de la colonia asturiana en dicha ciudad suiza, es nombrada Hija Adoptiva del Principado de Asturias, lo que constituyó su primer reconocimiento oficial. En 1981 es recompensada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, y a su vez el Ayuntamiento de su ciudad natal, Vélez-Málaga, la nombra Hija Predilecta. Al año siguiente, la Universidad de Málaga acuerda su nombramiento como Doctora Honoris Causa, a propuesta del catedrático de Filosofía de la Universidad de Málaga Juan Fernando Ortega, que actúa de padrino en la emotiva ceremonia. El 20 de noviembre de 1984 María Zambrano pisa de nuevo suelo español y se instala en Madrid. En esta última etapa la actividad intelectual será incansable, siendo nombrada Hija Predilecta de Andalucía el 28 de febrero de 1985. Después, en 1987, se constituye en Vélez-Málaga la Fundación que lleva su nombre, y en 1989 se le concede el Premio Cervantes.

El 6 de febrero de 1991, Zambrano fallece en Madrid, rodeada de amigos, siendo enterrada en su ciudad natal.

Sin embargo, seguirá recibiendo reconocimientos sociales, como el de «Hija Predilecta de la Provincia de Málaga» el 25 de abril de 2002. El 27 de noviembre de 2006 el Ministerio de Fomento bautiza con su nombre la nueva estación central del ferrocarril de alta velocidad de Málaga. Desde estos últimos años, comienza a ser leída Zambrano por un número cada vez mayor de personas, no siendo ajena a este fenómeno la extraordinaria labor en pro de la obra de la universal pensadora veleña que realiza la Fundación que lleva su nombre, así como también las palabras de ensalzamiento de su figura y su obra pronunciadas por importantes personalidades de la vida política y social de España. Es María Zambrano una pensadora imprescindible para conocer el espíritu de la sociedad contemporánea, y que gracias a su sentido crítico nos brinda un camino, lleno de razón y de poesía, por el que transitar por este mundo actual nuestro, aparentemente organizado casi a la perfección y de un modo racional, en el que, sin embargo, seguimos todos buscando la manera de hacerlo también cada vez más humanamente razonable. Y para esa búsqueda, utópica pero no quimérica, en pos de la razonabilidad, nos legó María su método, el de la Razón-Poética, el cual nos permite conocer, o mejor dicho reconocer (volver a conocer de nuevo), la auténtica y verdadera esencia del ser humano y del mundo. Como ya dijo la universal pensadora veleña en su obra titulada "El hombre y lo divino", "las utopías nacen sólo dentro de aquellas culturas donde se encuentra claramente diseñada una edad feliz que desapareció". 

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